Anuário da Indústria de Implementos Rodoviários 2018

41 cada año. Pero el continente entero – sin contar a Brasil y Argentina – debe consumir entre 10 a 15 mil unidades anuales. Creo que podríamos responder por la mitad de eso, y Argentina por unos 25% a 30%. Lo demás serían produc- tos locales. Y, para evitar altos costos logísticos, existe inclu- so la posibilidad de tener pequeñas operaciones nuestras en esos países para montaje de productos semielaborados enviados desde aquí. Empezaríamos a tener operaciones regionalizadas – a partir de un país, atender a otros vecinos – y ser vistos como una industria local por los competidores y clientes. Fue con este escenario que pudimos convencer a Apex a invertir en nuestro sector. ¿Tecnológicamente, el implemento brasileño puede ser comparado al de mercados de econo- mías más desarrolladas? Estamos absolutamente acordes con esos mercados en lo que se refiere a la tec- nología de los productos. Ya en lo que se refiere a términos mercadológicos y de infraestructura, no se puede compa- rar. Cargamos con el problema de la cultura del exceso de carga, de la sobrecarga natural que adviene de las malas condiciones de las carreteras, de los golpes que exigen un producto más robusto. Y también está el problema del bolsillo del cliente, cuanto puede pagar acá. Entonces, tenemos tecnología de primer mundo, pero necesitamos una infraestructura que respete esa tecnología. ¿Entonces los límites no están en las manos de los fabricantes? En estos momentos tenemos que pro- ducir algo que mezcle lo mejor que podemos hacer en lo que se refiere a reducción de peso y lo racional de la ope- ración del transportador. Por ejemplo: podríamos fabricar productos mucho más livianos si no necesitáramos refuer- zos. Todo eso desordena un poco nuestra posibilidad de llevar al mercado lo que tenemos de más moderno. Pero aquello que viene por la fuerza de la ley – como el ABS o el ESC, sistema de estabilidad que llega el 2022 – no nos deja alternativa: se cumple y listo. Y somos capaces de cumplir y el mercado es obligado a comprar. Es más, sa- camos el ABS mucho antes del límite del plazo impuesto. Estamos, por lo tanto, adecuados en relación a las mejores prácticas del mundo, pero vivimos en el dilema entre todo lo que podemos hacer en innovación tecnológica y aquello que el país, la economía y el momento nos permiten. © Cesar Hamanaka | Ponto & Letra

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