Anuário da Indústria de Implementos Rodoviários 2019

29 ¿La evolución de las ventas se desarrollará de forma semejante entre implementos livianos y pe- sados? El desempeño del primer bimestre fue particular- mente mejor para los implementos pesados, al igual que el año pasado. Para que tengan una idea, mientras que las ventas de carrocerías sobre chasis avanzaron 32% en los dos primeros meses de este año, las licencias de semirre- molques saltaron nada menos que 72%. Creo que al final del año esa diferencia disminuirá, la recuperación de los dos segmentos estará más próxima. ¿Por qué ese ritmo más acelerado en la recupe- ración de los semirremolques? Sabemos que el agro- negocio viene siendo el destaque de nuestra economía durante los últimos años, incluso en el periodo más difícil, entonces, claramente, ese es un factor que ha influencia- do ese mejor comportamiento de los pesados. También es natural que ahora, con la recuperación de los negocios y el crecimiento del PIB, el transporte vial sea impactado primero, y solamente después, la distribución de produc- tos dentro de las ciudades se beneficie de ese cuadro más favorable. Hay un intervalo medio entre diez meses o hasta más de un año entre estas dos reacciones. Entonces, ¿la tendencia es de un año mejor del punto de vista del mercado interno? Puedo decir que estoy optimista de una forma moderada. Aunque el PIB esté creciendo por debajo de lo que esperamos, y a menudo las revisiones se hagan para índices más bajos, percibimos un aumento de confianza en los empresarios. Claro, la confian- za ha mejorado, pero las inversiones aún no lo reflejan. Las decisiones en lo que se refiere a invertir o no demandan un poco más de tiempo. El consumidor tampoco ha recuperado totalmente la confianza y eso, por ahora, afecta el comercio, los pequeños servicios y la distribución de productos en las ciudades. De ahí viene ese ritmo más lento en la reactiva- ción de los livianos. Eso incluso ha estado generando una distorsión en relación al comportamiento histórico del mer- cado. En años regulares, la relación entre los segmentos os- cila entre 1,5 a 2 productos livianos para cada implemento pesado vendido. Ese cuadro tiende a volver cuando el con- sumo y la economía de los grandes centros se estabilice. Esto debe ocurrir en dos o tres años. ¿Y cuál es el escenario para los años venideros? Cuando la industria y el mercado de implementos deben llegar a un nivel ideal. Creo que entramos en un periodo de recuperación gradual y sin tantas sorpre- sas, principalmente si el nuevo gobierno logra concretar las reformas a las cuales se propuso. Ya no hay más po- sibilidad de un mercado inflado por intereses muy bajos, hasta negativos, como lo que sucedió en 2013 y acabó haciendo con que las empresas invirtieran en realidad en una burbuja de consumo, recordando también lo sucedido en 2008 en los Estados Unidos. ¿Hay alguna posibilidad de que esa curva as- cendente no se confirme? Riesgos siempre existen, son parte del negocio. Pero pueden ser mayores o meno- res. Veo un riesgo mucho menor ahora con este nuevo go- bierno y el equipo económico elegido. Si logran implantar gran parte de las propuestas que tiene el gobierno, Brasil va a avanzar. El riesgo mayor está si el Congreso no aprue- ba nada. Por naturaleza, soy optimista y creo que vamos a seguir por buen camino los próximos tres años, sin que el gobierno crie ilusiones como en el pasado. ¿El sector entonces está mejor preparado? Sin duda. Después de toda esta crisis las empresas están adap- tadas a la nueva realidad del mercado. Tenemos aun algunas empresas que entraron en dificultades mayores y se encuen- tran en liquidación judicial. Pero, en promedio, el sector está preparado para crecer de forma sólida. E incluso está volviendo a contratar. En 2013 el sector contabilizaba 75.000 empleos directos, cuadro que fue reducido para aproxima- damente 38.000 trabajadores en 2016 – nuestro peor mo- mento, cuando las ventas de semirremolques cayeron para 23.200 unidades. Sufrimos con las dimisiones y los eleva- dos costos laborales resultantes de estas dimisiones. Desde el año pasado, con todo, las contrataciones crecieron unos 20%. El sector emplea hoy aproximadamente 45.000 perso- nas. La crisis sin duda fue un limón del cual hicimos una bue- na limonada, creo yo. Un período que hizo madurar y aprender a los empresarios del segmento de transporte, quienes ya no volverán a repetir los errores del pasado. Ese redimensiona- miento de las empresas, de personal, de toda la cadena nos costó mucho. Ahora, en nuestras reuniones aquí en ANFIR, vemos que la disposición es obviamente la de crecer, pero con los pies bien puestos sobre la tierra, pisando en terreno sólido y ya no más sobre la arena movediza. Usted tiene una trayectoria de 45 años en el sec- tor. ¿Esta ha sido la peor crisis que enfrentó? Estos cuatro años fueron los peores, sin duda. Pasamos por una crisis entre 1981 y 1982, cuando muchas empresas pidie- ron concordato. Luego tuvimos la década perdida y, al final de los años 90, otro periodo muy complicado. La situación mejoró de 2002 en delante, con un mercado siempre cre- ciente hasta 2008, cuando reventó la crisis económica en los Estados Unidos con la quiebra de Lehman Brothers. Pero Brasil fue uno de los primeros en reaccionar y la economía fue bien hasta 2014, con un mercado que crecía en un ritmo muy bueno. Tuvimos, es verdad, los subsidios de 2012 y 2013, que jalaron mucho los negocios, pero nos presenta- ron la cuenta después – al fin resultó siendo una fantasía. El gobierno habla mucho en abrir el mercado bra- sileño. ¿El sector de implementos estaría sometido a una competencia relevante de productos importados? Hoy las importaciones son casi cero. Se trae solamente equi- pos super especializados que no se fabrican acá. Podrá haber crecimiento, sin duda, sería una consecuencia natural. Pero veo que las empresas brasileñas están muy bien preparadas para defender sus mercados. Es difícil que alguien venda pro- ductos fabricados fuera, así como es difícil vender implemen- tos en los Estados Unidos, por ejemplo.

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